Asienta bien los pies, enraízate, no pises de manera ligera y despreocupada. Utiliza los puntos de apoyo para anclarte en el suelo, busca el equilibrio. Los pies soportan todo nuestro peso, nuestras preocupaciones, pesares y descontentos.
Ellos nos llevan por el mundo, día a día, momento a momento y ni si quiera los mimamos un poco.
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